La leche materna, beneficiosa para el intestino del bebé

La leche materna, beneficiosa para el intestino del bebé


La lactancia tiene beneficios para la microbiota intestinal del bebé.

Que la leche materna es muy beneficiosa y es la mejor opción a seguir durante los primeros meses de vida no es ninguna novedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que reduce la mortalidad infantil y tiene beneficios sanitarios que llegan hasta la edad adulta. Sin embargo, ¿sabías que además contribuye al crecimiento y desarrollo equilibrado de la microbiota intestinal del bebé?  Según han demostrado diferentes estudios, posee una serie de grupos de bacterias buenas que juegan un papel protector frente a diferentes procesos, incluso de alergias.

La leche materna, además de ser fácil de digerir, favorece la digestión de los alimentos y la prevención de ciertas enfermedades

Se trata del primer alimento natural que le puedes dar a tu hijo y que le va a proporcionar energía y todos los nutrientes necesarios para sus primeros meses de vida, pero además sigue contribuyendo a ello hasta el segundo año de vida. En ella se incluyen, también, las primeras bacterias que colonizan el intestino del recién nacido creando una película protectora que impiden el crecimiento de las bacterias patógenas y, por tanto, disminuyen el riesgo de que sufra enfermedades infecciosas, además de reforzar su sistema inmune. Un ejemplo de ellas son las Bifidobacterium, que ayudan a la digestión.

Por otro lado, algunos estudios también han comprobado que la leche materna, además de ser fácil de digerir, favorece la digestión de los alimentos y la prevención de ciertas enfermedades. Además, se ha podido observar que ciertas bacterias contribuyen a una mejor introducción de alimentos sólidos en el bebé, con menos riesgo de dolores intestinales y cólicos.

Una parte de las bacterias que contiene la leche materna forma parte de la microbiota intestinal de la madre. El paso de las mismas a la glándula mamaria se denomina ruta enteromamaria. Este traspaso se intensifica en la última etapa del embarazo y durante la lactancia. Mediante esta circulación, se ha comprobado que los Lactobacillus, administrados de manera oral, llegan a la glándula mamaria, por lo que abre una puerta interesante para modular la microbiota mamaria mediante la toma de probióticos, lo que podría ser beneficioso para reducir la incidencia de mastitis. Por otro lado, aunque se requiere más investigación al respecto, también podrían ser beneficiosos para prevenir diarreas y gastroenteritis en el bebé.

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