La flora intestinal
La flora intestinal es esencial para tener un óptimo estado de salud. En los siguientes apartados se explican sus características y se aportan consejos para restablecerla, entre otros aspectos de relevancia.
¿Qué es y cuáles son las funciones de la flora intestinal?
Cuando nos preguntamos qué es la flora intestinal, lo más importante es saber que se denomina así al conjunto de microorganismos que viven en el intestino, principalmente bacterias, pero en los que podemos encontrar también levaduras. La flora funciona como si se tratase de un órgano más de nuestro cuerpo. Tiene funciones propias e incide en el correcto funcionamiento del organismo.
Hace algunos años se descubrió que la flora intestinal tenía más funciones y no como se creía, únicamente digerir y absorber los alimentos. Actualmente se conoce que:
- La mayoría de las bacterias se acumula en el colon.
- Cada persona tiene una composición única que recibe, directamente, de su madre y que luego se va modificando a lo largo de su vida dependiendo de hábitos, ambiente, alimentos…. La higiene también puede afectar a su composición.
- La flora está formada por más de 100 billones de bacterias1 (cantidad que multiplica por diez las células del cuerpo). El 95 %, como decíamos, vive en el colon, siendo las bifidobacterias y los lactobacilos los que más destacan.
¿Cuáles son las funciones de la flora intestinal?
Virus, levaduras y bacterias forman parte de la microbiota. Cada componente tiene una función específica y la unión de todos ellos es lo que nos permite mantener un buen estado de salud. En el siguiente listado se ofrece un resumen detallado de cómo mejoran el funcionamiento del organismo:
- Ayudan a reforzar el sistema inmunitario, protegiéndonos contra agentes patógenos.
- Contribuyen a conseguir la normalización del tránsito intestinal.
- Producen aminoácidos y vitaminas K y B. Además, aportan energía.
- Facilitan la correcta absorción de minerales esenciales como el magnesio, el hierro y el calcio.
- Se encargan de la producción de ácidos grasos de cadena corta (imprescindibles para que las células intestinales funcionen correctamente).
El equilibrio de la flora intestinal o microbiota
La absorción de nutrientes de los alimentos digeridos y la correcta expulsión de los alimentos son dos procesos claves para nuestro cuerpo. De existir un desequilibrio en este punto, los síntomas más habituales que podemos padecer son el estreñimiento, la diarrea y la hinchazón abdominal. En cualquier caso, el equilibrio contribuye a:
- Reforzar las defensas. El sistema inmunológico funciona mejor y adquiere la capacidad de evitar infecciones o enfermedades leves más fácilmente.
- Potenciar la producción de vitaminas. Ambos esenciales para el desarrollo de músculos y huesos.
- Evitar que las toxinas afecten al funcionamiento del cuerpo.
- No padecer molestias digestivas. Aparte de las mencionadas, habría que añadir otras como la sensación de pesadez o las alteraciones en el apetito.
Consecuencias de alterar el equilibrio de la flora intestinal
Si bien las explicaciones de los apartados anteriores justifican la indudable importancia de la flora intestinal, no es menos cierto que también se deben conocer cuáles son los síntomas y consecuencias de las alteraciones en su equilibrio. Lo habitual es sufrir:
- Hinchazón abdominal. Está provocada por una alteración en la microbiota que impide la expulsión normal del gas acumulado en el aparato digestivo.
- Diarrea. Es una de las consecuencias más habituales del desequilibrio. Suele ser frecuente.
- Estreñimiento. El desequilibrio de la flora intestinal suele provocar una mayor presencia de bacterias que reducen la motilidad intestinal. El resultado es pasar varios días sin ir al baño.
- Gases. Confirman la deficiente gestión de los gases generados durante la digestión.
- Molestias abdominales y cólicos. Suelen ser las primeras señales que confirman que hay algo que corregir en nuestro organismo.
Factores que pueden alterar el equilibrio de la flora intestinal
Factores intrínsecos
Son aquellos que se desarrollan en el organismo y que son difíciles de controlar con facilidad. Los más importantes son:
- La composición de la flora intestinal de cada persona.
- La posible predisposición hereditaria.
- El tipo de secreciones intestinales que tenga la persona.
- Trastornos gastrointestinales como ser celíaco, padecer la enfermedad de Crohn o tener pólipos en el intestino. Algunas de estas alteraciones son crónicas (como el síndrome del intestino irritable) y otras agudas (como la diarrea del viajero).
- El proceso de envejecimiento. Tras cumplir 60 años, se produce un empobrecimiento de las bacterias beneficiosas.
- Alergias o intolerancias. Provocan diarrea, estreñimiento y dolor abdominal.
Factores extrínsecos
La importancia de este tipo de factores (derivados de nuestras acciones y fácilmente corregibles) es esencial para recuperar el equilibrio perdido:
- Una dieta pobre o un cambio demasiado brusco. En el primer caso, las personas que comen muy poco, o que tienen una alimentación que no incluye todos los nutrientes necesarios, suelen sufrir los síntomas arriba indicados. Lo mismo sucede al viajar o al modificar la dieta consumiendo comida rápida, demasiado alcohol o bollería.
- Los antibióticos. Los antibióticos sólo han de utilizarse siguiendo la recomendación médica y en la dosis recetada. Recurrir a ellos de forma sistemática provoca diarreas y una reducción inmediata de la funcionalidad de la flora. Los niños son especialmente sensibles a su administración.
- Padecer infecciones. La otitis o la faringitis son muy comunes y suelen recetarse antibióticos para su curación. Las medidas preventivas para evitar estas infecciones ayudan, de forma indirecta, a proteger la microbiota.
- El estrés. Es uno de los factores esenciales que no solo afecta a nivel mental, sino también a nivel físico.
- Viajar. El cambio de país provoca la entrada en contacto con bacterias presentes en el agua o en los alimentos a las que no se está acostumbrado. El desequilibrio se traduce en la ya mencionada diarrea del viajero.
- No tener unos hábitos correctos. El insomnio, el sedentarismo o la falta de fibra en la dieta son aspectos que pueden evitarse. En el siguiente apartado se exponen las recomendaciones más eficaces para evitar que este factor provoque consecuencias negativas en nuestro estado de salud.
Consejos para restablecer el equilibrio de la flora intestinal
De haberse perdido el equilibrio, es adecuado poner en práctica una serie de medidas que nos permitan recuperarlo. La primera, y fundamental, es mejorar la dieta. Legumbres, tubérculos y alimentos con fibra (como los cereales integrales y los frutos secos) son siempre esenciales para que la microbiota recupere su funcionalidad.
No podemos olvidar tomar lácteos y derivados habitualmente. Beber agua, entre un litro y medio y dos litros al día, e ir a evacuar en cuanto se tengan ganas también contribuye a alcanzar la meta propuesta.
Se aconseja también no fumar y no consumir alcohol. De café, intentar no abusar. La práctica deportiva, o un simple paseo, ayudan a alcanzar el objetivo. Dedicar unos minutos a realizar estiramientos, yoga o a meditar ayuda a calmar el estrés y a evitar desequilibrios.
De padecer alguna intolerancia alimentaria o alergia, ha de evitarse el alimento que la provoca. Si bien las molestias pueden parecer llevaderas, no es nada aconsejable exponer al aparato digestivo a un proceso que provoca los síntomas ya comentados. Además, es muy aconsejable confiar en los probióticos ya que pueden ayudar a mantener y restablecer el equilibrio de la flora intestinal.
Beneficios de los medicamentos probióticos en la flora intestinal
Al exponer que es la microbiota, se comentaba que era un ecosistema que necesita unas condiciones específicas para seguir funcionando. Un medicamento probiótico como Ultra Levura ayuda a:
- Prevenir y tratar los problemas de diarrea producidos por el consumo de antibióticos.
- Restablecer la microbiota para el buen funcionamiento intestinal
Para más información consultar las siguientes referencias:
1. Guarner, F. (2007). Papel de la flora intestinal en la salud y en la enfermedad. Nutrición Hospitalaria, 22, 9–14. Papel de la flora intestinal en la salud y en la enfermedad