Dieta con diarrea aguda en adultos

Dieta con diarrea aguda en adultos

La diarrea aguda es uno de los trastornos intestinales más frecuentes que puede llegar incluso a convertirse en crónica si dura más de 15 días. Afecta básicamente a la frecuencia y consistencia de las deposiciones, pero también puede acompañarse de dolor abdominal, fiebre, sensación de urgencia o vómitos. Además, su mayor riesgo es la aparición de deshidratación, por lo que ante un caso de diarrea aguda, tendrás que prestar mucha atención a la recuperación de agua y sales minerales, así como a la alimentación. Sin embargo, ¿sabes qué puedes comer y qué no?  En Ultra Levura te explicaremos las principales causas de la diarrea aguda.

Si estás ante un episodio de diarrea, lo primero a tener en cuenta será determinar si necesitas asistencia médica, lo que dependerá del impacto que estés sufriendo en tu calidad de vida y de la intensidad y duración de los síntomas. La principal causa de la diarrea aguda es la infecciosa debido al ataque de algunos virus mayoritariamente. Con menos frecuencia, también puede deberse a la infección por bacterias, o parásitos, así como a la toma de determinados fármacos, como los antibióticos, enfermedades gastrointestinales, el estrés o ciertos aditivos alimentarios.

La principal causa de la diarrea aguda es la infecciosa debido al ataque de algunos virus mayoritariamente

A la hora de iniciar un tratamiento, las principales claves a tener en cuenta serán prevenir y/o tratar la deshidratación, la mejora de los síntomas y el control de la infección. En primer lugar, deberás reponer líquidos de forma oral, la vía intravenosa se reserva a aquellos casos de mayor gravedad y se realiza hospitalariamente. Según la Asociación Española de Gastroenterología (AEG), si no tienes evidentes signos de deshidratación podrás hacerlo a través de la ingesta de caldos elaborados con hidratos de carbono, zumos o tés sin cafeína. Según vayas mejorando puedes incorporar alimentos blandos y astringentes (arroz, jamón cocido, carne de pollo o pescado blanco al vapor, patata y manzana cocida, pan tostado). Además, deberás evitar el alcohol y los productos que contienen sorbitol, así como los alimentos ricos en fibra (como los vegetales) y grasas, la leche y otros productos lácteos, salvo el yogur.

En caso de que tengas signos moderados de deshidratación deberás recurrir a las soluciones de rehidratación oral. Las puedes elaborar en casa, con un litro de agua, zumo de limón, una cucharadita de sal fina, media de bicarbonato y cuatro cucharadas soperas de azúcar, aunque lo ideal es que recurras a las fórmulas preparadas que podrás encontrar en la farmacia. Si tienes signos de deshidratación severa o vómitos persistentes que te impiden la ingesta oral, deberás utilizar la ruta intravenosa para la rehidratación, por lo que deberás acudir al médico para que la administre.

También puede ser útil la toma de determinados probióticos como Saccharomyces boulardii. Numerosos estudios avalan sus beneficios si se administran junto con la rehidratación oral, pues permiten reducir la intensidad y acortar el proceso diarreico, además de disminuir la incidencia de nuevos episodios. Por otro lado, previenen el deterioro de la microbiota y ayudan a restablecer y regenerar el equilibrio de la flora intestinal.

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